Después de postear algunas cosas que se habían quedado pendientes, por fin
comenzare a platicar como nos fue en nuestro viaje a Santiago de Chile.
13 fueron los días que permanecimos en tierras sudamericanas, por lo mismo
fueron muchas las cosas que conocimos, disfrutamos, vivimos, saboreamos,
experimentamos, es por esa razón que considero que hacer una sola entrada seria
muy limitado, casi como cualquier adaptación de un libro a la pantalla grande.
Así que en base a esto comento que hare varias entradas que abarquen 1 o 2 días
del viaje hasta completar toda nuestra estancia; probablemente se hará mas
largo pero puede que, por las imágenes y comentarios, sea un poco menos pesado
el disfrute de las mismas, también prometo no hacerlas tan largas y reprimir mi
vena literaria (bueno obviamente partiendo del hecho de que en verdad tenga una vena literaria).
Para comenzar con este recuento, debo indicar que fue la primera vez que
salía de México y por supuesto, la primera vez que viajaba en avión, es por eso
que los nervios y ánimos estaban a flor de piel.
Después de llegar 3 horas antes, checar el pase de salida, declarar nuestro
equipaje incluyendo una enorme caja que contenía mis fotografías para la
exposición, seguir un “consejo” de mi hermano que me hizo perder 1 hora en lo
que buscaban mi maleta para guardar el bloqueador de esténcil que era el
material principal del taller que daría el sábado, pasar por otros 2 sistemas de
seguridad para demostrar que no llevaba nada peligroso para el avión y esperar
otros minutos mas, por fin abordamos el avión el cual por cierto no me toco
ventanilla!! Lástima, ya que al llegar a Santiago los Andes se veían en todo su
esplendor… tan lejos tan cerca.
El viaje fue de maravilla… dormir las 8 horas del vuelo fue muy necesario,
sobre todo para los futuros desvelos que tendríamos en esta aventura andina.
Llegamos al aeropuerto de Santiago alrededor de las 8 AM donde pagamos
algunos dólares de no se que y de ahí nos dirigimos a la aduana para el sello
oficial. Ahí me toco un señor muy agradable que me enseño algunos insultos
chilenos. Pasamos por nuestras maletas y cajas con fotos y sorteamos nuestra
última revisión tras la cual oficialmente teníamos todo en orden y listo para
disfrutar Santiago.
Un taxi nos esperaba para llevarnos al hostal que seria nuestra casa
durante la mitad del viaje, metimos nuestras maletas y cajas cual Tetris en la
cajuela y nos dirigimos a la dirección. El lugar era muy agradable lastima que
en los días que lo habitamos, nunca hubo agua caliente. Después de instalarnos Carolina
fue por nosotros cerca de las 11 de la mañana para ir a montar la exposición.
!!!!
Lastima, no hubo ventana.
Aeropuerto de Santiago.
Una de las calles que pisamos todos los días.
Carolina fue uno de los contactos principales en la Casona Nemesio Antúnez,
lugar donde se llevaría a cabo la exposición y los talleres. Nos presentaron a
todos los integrantes de la Corporación La Reina: Don Pedro, Héctor, Mori, la
señora de la biblioteca, la de la cafetería (lugar donde comimos puras cosas
deliciosas), etc. Ahí conocimos a otros dos elementos claves en la estancia:
Loretto y Leonardo, la primera, al igual que Carolina, forma parte del área administrativa
de la Casona, el segundo es un pintor y maestro en el mismo lugar y
prácticamente fue la persona con la que mas se convivió en el viaje.
Las siguientes fotos fueron tomadas por Marja y/o Jorge.
Marja, Jorge y mi persona, los mexicanos perdidos en Chile.
Montando la obra.
Con mi playera del concierto de Beirut hecha en un par de horas.
Reservado.
Marjiña.
El proceso de montaje nos llevo por una u otra razón todo el día y tarde hasta
las 10 de la noche, en el intermedio salimos a comer con Caro, Lore y Leo donde
intercambiamos algunos datos de México y de Chile, sobre todo con lo relativo
al sistema educativo del país, donde nos enseñaron lo complicado y caro que
resulta la escuela en Santiago, las manifestaciones que escuchaba y veía en las
noticias ahora cobraban otro sentido y ahora todo era un poco mas claro y no se
puede mas que estar del lado de los estudiantes que piden educación gratuita.
Después de montar la expo, salimos rumbo al hostal no sin antes pasar por
un poco de víveres para la estancia, cenar un poco y dormirnos porque al
siguiente día el itinerario nos indicaba que seria un día para ir a comprar el
material del taller de serigrafía y, sobre todo, era la inauguración de la
exposición de fotografía: la principal razón de nuestro viaje.
Primer día muy agradable, mi primer día fuera de México.
Saludos.
2 comentarios:
Aaaaahhhh, todo una aventura!!!!
Que bien vives :P
Me quedo feliz que todo haya salido redondo para vosotros.
Besitos.
Muchas gracias Criss. Sigo escribiendo los otros días porque aun faltan muchas cosas que tengo que compartir. Un beso enorme!!
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