No se que me hace escribir sobre el nopal que tengo en el patio de mi casa. Tal vez la idea de que cuando tenga que irme de aquí, dejare algo en este mundo y que ese algo prácticamente resucito.
Lo encontramos medio muerto, un pequeño bulto que había perdido su color verde y parecía un trozo de piedra que finalmente decidimos plantarla y esperar a que no repitiera la suerte de los otros nopales caídos durante la expansión de las casas en la zona donde vivo.
Ahora lo observa uno y es increíble la forma en que volvió a estar de este lado de la vida. Sus enormes y firmes espinas demuestran que esta agradecido por el gesto de salvarlo, dando una serie de nopales que mi Jefa no ha podido resistir la tentación de cortar y guisarlo en platillos exquisitos (según ella, a mi no me gusta el nopal).
Puedo decir que me identifico con este cacto que llegó a un lugar medio muerto, como mi llegada a este Estado y que una vez plantado no ha dejado de crecer. No diré más para no caer en sentimentalismos baratos y relatos con supuesto mensaje optimista.
¿Qué por que escribo de un nopal? No lo se, ayer fue un día gris anímicamente y ver a mi amigo verde y espinoso creciendo en la noche me hizo pensar muchas cosas, entre ellas que será de el cuando ya no estemos aquí, ¿lo cuidaran como lo hacemos? ¿Lo quitaran?
En fin, hoy es un nuevo día y como dijera el buen Jodorowsky: “… los ríos que descienden por los techos cubiertos de palomas serán siempre blancos y oscuros, para abrirse hacia el túnel de todas las delicias...”
Les dejo fotos del buen amigo "Espino".
1 comentario:
Ahhhhhhhh k bonito!
Me hizo recordar cosas super lindas de Querétaro!
Se quedará solito....
Julia <3
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